Nunca podría uno imaginar que por estos lares se alcanzasen temperaturas similares a las españolas en estos meses. Pensé que escapaba de la canícula española y aquí estamos con unos 35 grados, sol de justicia y la humedad costera que aumenta la sensación térmica. Casi como si estuviéramos en Barcelona.
Ayer volvíamos a casa por la noche después de una visita casera a una amiga de mi mujer. Era cerca de la medianoche y el termómetro marcaba en la calle cerca de 25 grados. Esto junto a una ligera brisa creaba una noche perfecta, ideal para estar en la calle.
Claro que por el barrio no se estilan mucho las terrazas. De hecho aquí el concepto de bar tal y como lo entendemos los españoles no existe. Sí que tienes unos chiringuitos callejeros donde puedes comprar tabaco, bebida y algunos alimentos. La gente se suele comprar en estos su cervecita y se sienta en un banco, preferiblemente en compañía, para charlar entre trago y calada. Ayer mientras nos acercabamos a casa veíamos casi todos los bancos ocupados bien por dos amigos, bien por alguna parejita, todos con su bebida disfrutando de la tranquila y apacible noche. Tranquila además porque toda la chiquilleria y juventud está de vacaciones. El mes pasado estaban las noches más revueltas. Esta juventud alterada que no respeta nada. Ya se sabe.
Una vez más ayer me preguntaban si no estaba ya harto de estar aquí, ironizando respondía que "todavía no". "Espera a que llegue el invierno.", me respondieron, " ¿Tu no has conocido aún el invierno de San Petersburgo , verdad?"
Bienvenido otra vez por estos lares! Por Riga tenemos un calor tremendo (por fin ha llegado el verano), asi que hay que aprovechar antes de que llegue el duro invierno (yo que soy un cobarde, me ire antes :-) ).
ResponderEliminarSaludos!