Aprovechando las vacaciones navideñas, que duran como las dos primeras semanas del año, nos han invitado a una especie de "resort" de descanso en Cherepovéts, localidad en la región de Vólogda que, quizá recuerden, ya visité este verano cuando me invitaron a pasar unos días a una dacha.
Salida desde la estación de Ladoshkaya, al este de la ciudad, a las 4 de la tarde en un tren que se dirige a Cheliábinks. Viajamos en clase turista. Los pobrecitos que van hasta final de camino se pegarán dos noches y casi dos días en ese vagon, komunalka ambulante. Siempre me ha parecido curioso en mis viajes nocturnos en tren como la gente se pone su pijamita y pantuflas y va tan ancho. En España me parece que nos estamos acostumbrados ni de lejos a viajes tan largos y aquí, dada la magnitud del territorio son el pan de cada día. Conozco unos que viajaron al lago Baikal y se pegaron como una semana en el tren. Al final se emborrachaban de puro aburrimiento, aunque no era el tipo de gente que le hicese ascos a un trago. Se verá en estos viajes que para más de uno el alcohol es compañero indispensable, muchos ya se suben tocados la tren. Lo dicho, será por matar el rato.
El viaje transcurre sin mayores contratiempos, ayudado por una buena lectura pasa rápido. Llegamos a Cherepovéts, allá a la una de la madrugada. Mientras el tren entra en la ciudad atraviesa el territorio de Severstal, el complejo de producción de acero que da de comer a la ciudad. Viendo las grandes moles metálicas oscuras y el bosque de chimeneas y fumarolas da la impresión de que uno entre en otro planeta (concretamente, me venía a la cabeza Giedi Prime, el planeta de la casa Harkonen de la película Dune). Parece otro mundo. Quizás el viaje anterior anterior no me llegué a percatar del todo del tamaño del complejo de acerístico. Al día siguiente cuando salimos de la ciudad de camino al mencionado "resort" lo puede valorar mejor este Frankestein industrial soviético. Durante buen rato el bosque atravesó fábricas y fábricas, silos, chimeneas, humo, mucho humo ("qué cánceres mas ricos se deben criar aquí", pensé). Creo que pocas veces en la vida se podrá contemplar tanta industria pesada junta. Me comentan que la extensión de Severstal es el doble que la de la ciudad de trescientos y pico mil habitantes que la acoge. Siguiendo con la sección de "parecidos frikis razonables", la ciudad de las máquinas en Matrix Revolutions.
Por fortuna el gran gris de las fábricas deja paso a un blanco paisaje de densos bosques y lagos que es donde se situa nuestro destino. Pero esto va para el siguiente post.
Hasta el lago Baikal son 5 noches desde Moscú. 7 noches - así dura el viaje hasta Jabárovsk y 8 hasta Vladivostok. He viajado en varias ocasiones en ambas direcciones(Moscú-Jabárovsk) en clase turista y han sido unas de las mejores semanas de mi vida.
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