Y con este van tres.
El otro día mi señora suegra fue a renovar su pensión. La mujer tiene 60 y pico años y está discapacitada para trabajar porque tiene un tumor en un ojo que le impide ver bien. Está medio ciega la pobre vamos. La mujer tiene derecho a un pensión por esta enfermedad, de hecho debería constar ya como jubilada pero la maquinaria estatal se niega a reconocerle este derecho porque, entre otras cosas, deberían pagarle más dinero y nos sobrará gas pero no rublos.
La cuestión es que cada año la mujer tiene que pelearse la pensión. Tiene que ir al funcionario de turno con las pruebas de el médico para que el tipo o tipa en cuestión decida que pensión le da. Así que la suegra se ha de vestir con sus peores trapos para parecer lo más miserable posible, porque si le ven con buena cara el funcionario de marras puede decidir pese a las pruebas médicas que goza de suficiente salud para trabajar y no vivir a costa del estado. El proceso siempre es humillante porque en vez de reclamar un dinero que por derecho le corresponde parece que vaya a pedir limosna; al funcionario en cuestión le cuesta soltar la pasta como si fuese suya. Al final una vez más se niegan a jubilarla y le dan como una pensión por incapacidad laboral, no sin antes soltarle la, en este caso, funcionaria de turno que ella piensa que en algo podría trabajar y que, fíjese usted, el otro día les vino una abuelita de 95 años con ganas de trabajar pese a su edad y que tome ejemplo. ¿Se imaginan en esa situación? Es más. ¿Se imaginan con un arma contundente en esa situación?
Por otro lado no piensen que el dinero de la pensión es ninguna maravilla. Los gastos de comunidad de la casa superan a esta (por cierto, sino pagas la comunidad te ponen en venta la casa). Para comer no da. Sí que por lo menos la mujer tiene descuentos en electricidad, agua, calefacción o trasnporte. Sinó la vida sería imposible.
Pero queridos amigos, si sólo fuera esto. La cuestión es que los mutilados, los señores y señoras a los que les falta alguna parte del cuerpo, también deben ir cada año para que verifiquen su discapacidad. Seguramente no habrán oído nada más puramente kafkiano en su vida. Siendo así, que a alguién le ocurra un suceso similar al milagro de Calanda sería una putada porque entonces se quedaría sin pensión.
Esto último puede parecer un gran sin sentido hasta que uno va a la raíz del asunto que es el hipertrofiado aparato estatal ruso. Tienes una superpoblación de funcionarios que algo tienen que hacer, así que si no existe el trabajo te lo inventas: más procedimientos, más trámites, más gestiones... Justificas sus salarios y tienes su apoyo para mantenerte en el poder porque eres tu el que les da de comer. Cuando me hablaron de esto recordé mi anterior post con mótivo de las elecciones en que mi informador político, Vladimir, me comentó que desde la desintegración de la URSS el partido que ha gobernado en Rusia ha sido siempre "el partido de los funcionarios". Uno puede pensar al principio que esto de la burocracia es herencia de la época soviética, pero si mira un poco más atrás verá que en época de los zares el aparato estatal tiraba por los mismos derroteros.
El principal problema de este país es el Estado. Quizás no es casual que los grandes teóricos del anarquismo Bakunin y Kropotkin salieran de estas tierras.
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