El taxista del hermitage

Todos los viernes después de la clases vamos a cenar a un café-restaurante de la cadena "Yaposha", restaurantes basados en la comida japonesa, ahora tan de moda en la ciudad pero que disponen también de un menú "antisushi" para los que son menos amigos del mijo y el pescado crudo el cual incluye algunos de los platos tradicionales de la gastronomia rusa. El sitio nos gusta porque tanto la calidad del producto como la del servicio es bastante buena (esto último complicado a veces de encontrar por estos lados). Los precios entran dentro de lo razonable, al menos hasta ahora porque nos han dicho que en este octubre que entra van a subir los precios un 20 %. Aquí tienen una muestra de como van subiendo los precios por aquí. Aun así estan teniendo bastante éxito y ya habrá unos 12 abiertos en la ciudad.

Pasadas las 12:30 el metro ya ha cerrado y no hay otra alternativa para volver a casa que coger un taxi. Hacer 15 kms. andando no es muy factible. Sin embargo para ahorrarse algunos rublos uno puede extender su mano en la acera mirando hacia el tráfico y le parará algún coche que se ofrecerá a llevarle a casa por un dinerito a negociar, así que si se conoce el arte del regateo mejor, especialmente si el conductor es un morenito del caúcaso, que son los que más golfos. Son básicamente taxis piratas y el negocio está muy extendido, sobre todo por las noches, cuando la gente tiene que recorrer grandes distancias para volver a casa o hay que ir a un barrio no muy amigable. Hay que tener en cuenta que para el "guiri" este medio de transporte no es muy seguro, nunca sabes por donde te van a llevar o si te van a tender una encerrona, así que se recomienda rascarse el bolsillo y parar un taxi "legal". No es por meter miedo pero a un compañero de trabajo ruso le robaron y le tiraron de un coche en marcha. Quizás esa noche iba un poco bebido, bajó la guardia y se metió en un coche con dos conductores. Respecto a las señoritas que viajan solas se recomienda que nada más subir a un coche de estos hagan una llamada a su casa en la que el conductor pueda oir claramente el número de su matrícula.

Mucha gente hace este trabajo por las noches para poder sacarse un dinero extra que compense sus parcos sueldos. Fíjense, este última día nos llevo un señor ruso que de día trabajaba en el Ermitage como ingeniero de seguridad. Todo un señor ingeniero de uno de los museos más importantes del mundo teniendo que dar vueltas por las noches con su Lada para sacarse un extra. Para más "inri" el tipo había estudiado en la academia naval y estaba titulado como comandante de submarinos (¿¡!?). Lo primero que pensé es que si pese a los costes de mantenimiento los del Ermitage no sacarían suficiente pasta para pagar a sus empleados cualificados un salario digno. Y más cuando a los extranjeros, por el simple hecho de serlo les cobran más del triple por la entrada (350 rublos a usted, 100 rublos a un ciudadano ruso ). No me malentiendan, el precio merece la pena para lo que se va a ver, pero pienso que este tipo de discriminación siempre es fea, el argumento al final es que usted paga más porque no es de aquí. Claro que le dirán que el museo se mantiene gracias a los impuestos pagados por los sufridos ciudadanos rusos, pero el turista también paga sus impuestos por medio de todo el gasto que hace en la ciudad, desde los hoteles hasta los restaurantes.

Pero bueno, siempre pueden ir el primer jueves de cada mes que es gratis, esta vez sí, para todo el mundo. No todo va a ser para mal siempre.