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domingo, 21 de octubre de 2007

Freaks

El otro día visite el que por ahora me parece uno de los sitios más fascinantes de la ciudad: La Kuntskamera. Primer museo de Rusia, fundado por Pedro el Grande en 1714 y destinado a albergar "curiosidades y rarezas humanas y animales".

¿Que qué hay allí?. Maravillas y horrores. Cíclopes, sirenas, bifrontes, bicéfalos y otros mutantes se conservan detras de las vistrinas en frascos con formol. No son reproducciones, son seres humanos tan reales como usted y como yo. Asombro para las mentes inquisitivas y espanto para las almas sensibles. Les mostraría fotos pero no se permite tomarlas. Tendrán que venir a verlo. Dicen que existe una ciencia dedicada al estudio de estos fenómenos y que se llama Teratología.

Cuentan que el zar decidió abrirlo al público para mostrar al pueblo que estos espantos no eran fruto de fuerzas oscuras sino de errores de la misma naturaleza ("Quiero que la gente observe y aprenda..."). Por otro lado se recompensaba generosamente a quienes aportasen nuevas "piezas" para el museo. ¿Que pensarían nuestros antepasados al ver estos monstruos?. ¿A cuantas leyendas dieron origen?.

La exposición no deja de tener un aire de irrealidad. Parece uno estar dentro de un cuadro de Giger o en una película de Hellraiser (rodeado de pequeños cenobitas!!). Además también puede ver uno frascos con fragmentos de miembros y tejido humano, y lo que es la retraca, alguno de estos frasquitos (con un pequeño brazo, por ejemplo) apañado como objeto decorativo. También podemos ver una muestra de la afición a la odontología que tuvo el zar: sus "herramientas de tortura" y una colección de dientes de sus sufridos súbditos. ¿Damos un voto de confianza al zar y presuponemos que no extirparía piezas sanas por aburrimiento?. Conociendo como funcionaba esta gente...

Pero la Kuntskamera no es sólo esto. Gran parte del museo es una muestra etnográfica con piezas de los cinco continentes y que se muestra a través de dioramas. A mi me gustó la parte dedicada a las culturas esquimales. Irina prefiere la dedicada a Japón. En la tercera planta del museo podemos encontrar una muestra dedicada a Lomonosov y la Academia de Ciencias del s. XVIII bastante bonita. La parte del observatorio, situada encima requiere visita pagar una visita aparte.

Para obtener más información visitad la web del museo. Está en inglés y es bastante completita.

A la salida del museo hay una tienda donde uno puede comprar alguna pieza étnica además de los clásicos souvenirs de la ciudad. Yo me hice con una camiseta del museo en la cual aparece un ternero con dos cabezas. Freaky, freaky...

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