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domingo, 3 de junio de 2007

Weekend

Hola de nuevo. Esta entrega dejamos Tatooine y otros mundos más lejanos de lado y volvemos al mundo real ruso.

Este fín de semana para celebrar el cumpleaños de la mujer nos hemos ido a pasar el fin de semana a un hotelito en la costa del Golfo de Finlandia no lejos de Peter, en Selenagorsk a unos 40 kms. de la ciudad, camino a Vyborg.

La llegada no fué complicada, salimos del metro en el noroeste de la ciudad y allí cogimos una "marshrutka" que realizaba el trayecto hasta Selenagorsk (se puede ir también con un cercanías). Saliendo de la ciudad, dejamos las grandes moles de veintitantos pisos que se están construyendo en las afueras y entramos en un paisaje de verdes bosques salpicados por las coloristas "dachas". La dacha es algo así como el "chalesito" del ruso de clase media, la casita de campo para pasar los fines de semana. Las típicas son encantadoras casitas de madera de una o dos alturas y que pueden ser de diferentes colores: verdes, azules, rosadas, amarillas... y esque son como casitas de cuento en medio de una generosa naturaleza verde. Por desgracia se imponen los tiempos modernos el mal gusto y los nuevos ricos se hacen ya unas casas de campo de cemento que parecen castillos.

¡Ay amigos!. La familia de mi mujer tenía una "dacha" de estas pero la tuvieron que vender. Con lo bien que me vería yo allí en la campiña báltica, al lado de un lago y viendo las hojas de los arboles caer. Pero bueno, son ensoñaciones de un futuro que no fué.

Durante el trayecto acabamos entablando conversación con el conductor de la "marshrutka". Estabamos sentados en la parte de adelante y al oirnos durante un buen rato hablar en español se animó a entrarnos. Sergei había estado en España con su mujer y como tantos otros soñaba con una vida mejor en un país europeo, pero en este caso su historía estaba mas justificada y era más triste. Sergei es eslavo pero su mujer es de la parte oriental del país y sus rasgos la hacen pasar por china y según no comentaba el, casi no hay día que no llegase llorando a casa a causa de algún desprecio o comentario xenofobo. Pero ella es rusa, así como su hijo, al cual cuando nació no le querían dar la nacionalidad rusa, aún teniendo los dos padres sus pasaportes en regla y más adelante algún director de colegio se ha negado a admitirlo por sus rasgos orientales.

La disolución de la URSS ha traido un gran número de problemas sociales tanto a Rusia como al resto de las ex-repúblicas, debido a la fuerte ola de nacionalismos que ha inundado estos países. Nacionalismo suele traer de la mano a la xenofobía. En el proceso de afirmación de la identidad nacional es necesario señalar al diferente y a ser posible usarlo de cómodo chivo expiatorio de todos los problemas del país. Precisamente esta semana en una clase estudiábamos un artículo sobre las principales preocupaciones de los españoles (terrorismo, paro... etc.) y luego comentábamos con los alumnos cuales eran sus preocupaciones respecto a Rusia. Una alumna de rasgos sureños dijo que la xenofobía sin ninguna duda, mientras uno de los profesores expresaba sus temores ante el aumento del nacionalismo radical y la sospecha, que ya he oido por otros lados, de que algo ocurra ante la inminencia de las elecciones generales del año que viene (un atentado o algo que promueva un apoyo popular a estos grupos).

Pero más inquietante todavía es el tema de la fuerte actividad de grupos neonazis en el país. Sí, han oido bien, nazis en Rusia. Cualquiera pensaría que una ideología que causo millones del muertos al país debería estar reducida al estudio histórico y psiquiátrico, sobretodo aquí. Pero no. Este fín de semana. La actividad de estos grupos en el país es intensa. Un reportaje de un informativo ruso hablaba de una banda neonazi de Moscú a la que ya se le atribuyen una treintena de asesinatos, aparecían imagenes de video de ellos con armas de asalto (un grupo terrorista en toda regla)o haciendo barrabasadas y en una camara oculta se entrevistaba al cabecilla. El peazo bestia llevaba un hacha encima (pequeña, pero un hacha) y decía que cualquiera que se cargase a uno de color hacía bien, porque hacía un favor al país. También comentaba que era bastante cómodo cargarse a gente no registrada de sitios como Tayikistán porque nadie los iba a echar de menos. Te los cargabas y los echabas a la basura. Y viendo esto, aparte de ponerme de mala hostia, pienso como puede ser que se permita esto en el país que más sangre derramó en la Segunda Guerra Mundial, y no sólo sangre eslava, sino de todas las nacionalidades que entonces conformaban el país, algo en los que deberían pensar los que se definen como patriotas rusos. A los que os interese creo que se puede ver en YouTube un documental sobre el tema titulado "Ross Kemp on Gangs". No se que tal estará, no me apetece verlo para no hacer bilis.

Podeis decirme que esta gente es una minoría como en un país como España. Pero los efectos de este modo de pensar, el día a día que padece la familia de Sergei lo viven muchas personas. Los casos son variados pero el artículo de hoy no lo quiero acabar dejando una imagen tan amarga sino otra más positiva.

Volvamos entonces al viaje. Cuando llegamos a Selenagorsk nos depedimos de Sergei para coger otra "marsrutka" hasta el hotel. Esperando un rato, se paró una furgoneta delante de nosotros y al abrir la puerta vimos que era Sergei. Nos invitó a subir y nos acercó al hotel sin coste alguno. Nos dijo que le habíamos tratrado bien y nos lo quería agradecer de esta manera. Así que ya veis. Sobran los comentarios edificantes.

Respecto a los asuntos mundanos. Llegamos al hotel y aprovechamos el buffet libre todo lo que el estómago nos permitió. Luego bajamos a dar un paseíto por la playa y mojamos los pies en el Báltico (aún está el agua muy fria y tampoco dejaban bañarse). La playa estaba algo sucia pero era muy bonita, el bosque llegaba hasta el agua, la arena era fina y a lo lejos se adivinaban lejanas costas.

Por la noche nos atizamos un botella de vino en el restaurante de la 10ª planta del hotel con vistas al mar, viendo las luces de la ciudad y de los barcos a lo lejos. Hoy por la mañana he comprobado lo mala que es la sauna con resaca (que eran más de 90 grados...) y luego hemos dado un paseo en bici por la zona. Respecto a esto apuntar que había una cosa perfecta y es que al lado de la carretera hay como un camino asfaltado para que vaya la gente que hace la perfecta función de bicicarril y por el que la gente va patinando, en bici o simplemente paseando. Así que estuvimos hora y media dándole al pedal (muy desentrenados) tranquilamente bajo los arboles en un suave día de verano.

Por fín, hemos llegado hace un rato a la ciudad, en la que ya ha parado el aire del norte y el sol aprieta con ganas (y más horas, entramos en noches blancas). Y para colmo, con este tiempecito, nos han cortado el agua caliente por obras y para días. Algunos direis que no es para tanto pero es que el agua fria de aquí NO es como la de allí. Es MUY fria.

Que vivís como "querís"!!!

1 comentario:

  1. Hola Miguel. Que sepas que no solo tu familia te lee. Yo estudio ruso, soy español y di por casualidad con tu página buscando una emisora de radio rusa para practicar. Me gustan tus crónicas rusas y suelo entrar para ver si hay algo nuevo. Un saludo desde España. Ramon.

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