Veamos como fué el viaje porque salía por la puerta en Barcelona sobre las 8 de la mañana y entraba por la puerta de esta casa a las 2 de la madrugada (descontad dos horas y tendreis la duración de viaje). El plan era volar directo desde Barna a Helsinki y una vez allí coger un servicio de transfer hasta Piter (St. Petersburgo coloquialmente hablando) contratado por mi señora desde esta misma ciudad. El principal atractivo del plan es sobre todo es económico, unos 110 € el vuelo con Finnair y 30 € el coche hasta Piter.
El vuelo fué todo lo tranquilo que se puede esperar de una compañia finlandesa, la duración es de cerca de 4 horas aunque ese día tuvimos unos 20 min. de retraso por congestión de tráfico aereo europeo. Aterrizados en Helsinki-Vantaa y un poco despistado junto a otros pasajeros para localizar la maleta (por cierto, no se como me dejaron facturar unos 40 kilos de maleta sin recargo...) servidor se dirigió al aparcamiento del aeropuerto para localizar una furgoneta Volkswagen verde conducida por un tal Sasha. Afortunadamente la terminal del aeropuerto de Helsinki es pequeña y el parking estaba enfrente de la salida, el problema viene cuando no localizas a la furgoneta en cuestión...
Habiendo llegado con retraso empieza uno a pensar que el tipo en cuestión se ha largado y que te ha dejado mas colgado que Sid Vicious. Solo y perdido en Helsinki. ¿Acabaré atascado en Helsinki, seguramente una de las ciudades mas divertidas del mundo?. Por suerte vivimos en un mundo moderno en el que hay móviles con roaming y un cambio climático que ha moderado las temperaturas y te permite echar esperar tu transporte echando un cigarrito en una calle finlandesa sin morir congelado.

Como no podía ser de otra manera el tipo llegaba tarde y me tocó esperarlo una media hora en el parking finlandés. Una vez en la furgo verde botella de plástico aún pasamos por el centro de Helsinki para recoger alguna gente mas. Si bien el centro tiene alguna pieza arquitéctonica destacable en general no es gran cosa.
Y emprendimos la larga marcha hacía Piter. Ibamos 7 en el coche (aparte del chófer y servidor dos señoras mayores y tres chicas mas jóvenes) y acercándonos a la frontera me sorprendió ver la gran cantidad de camiones en fila, parados o a marcha lenta (y cuando digo gran cantidad es que parecía que iban a invadir Rusia).
Evidentemente la frontera se planteaba como un momento crítico, imagínate que te dicen que no entras y te quedas colgado en medio de la tundra...
Una vez que llegamos a la frontera y veo que el chófer empieza a desacelerar y se acerca despacito, despacito me huelo que aquí tonterias las justas y que ante todo mucha calma. Nos bajamos del coche, nos metemos en un primer puesto y ante mi sorpresa sólo con enseñar el pasaporte me dicen: "tira palante". Nos metemos otra vez al coche y yo tan feliz le mando un sms a mi señora diciéndole que ya estoy en Rusia y nada mas enviarlo veo que nos volvemos a acercar despacito a otro segundo puesto... canté pronto victoria.

Vuelta a enseñar los pasaportes y la mujer de la garita que me dice: "inmigration card!!" , en este momento la militar ve que servidor no habla rusa y se descompone pensando porque le ha tenido que aparecer el sordomudo a las 10 de la noche cuando parecía que ya iba a acabar el turno tranquilamente. `Después de tener un momento a lo Paco Mtnez. Soria en "La ciudad no es para mí" y recibir la ayuda de una gentil pasajera (a la par que atractiva, pero esto no lo he dicho yo) logramos salir del trance y que me pusieran el sello. Aún después de esto aún nos paró a la salida un tercer militar para que le enseñásemos los pasaportes (imaginároslo como en las películas: abrigo verde hasta abajo, gorro de piel y linterna en mano apuntándote a la jeta). Pero bueno, salvo por el tema de la "inmigration card" que se solventó sin problema no hubo mayor novedad fronteriza.
Y afrontamos la última parte del viaje ya achicharrado por la calefacción de la furgoneta (por lo de no empañar los cristales?) y perdida ya toda esperanza de llegar a una hora decente. A las dos de la madrugada me dejaba el chófer en la puerta de casa, después de dejar a todos los demás y no muy feliz por dejarle el 17% de propina.
Un palizón, pero despues de besar a mi señora se me pasaron las fatigas.
Eso sí, la próxima vez Helsinki-Piter en tren, que por lo menos tiene bar.